jueves, 24 de julio de 2014

Una morocha, una rubia y una pelirroja

a la vez. Jazz escribe en su blog. He sido muy afortunado con las mujeres, algo que resulta bastante inverosímil teniendo en cuenta mi atormentada niñez y adolescencia. Mi mayor mérito con ellas es haber rechazado a muchas. A las que más recuerdo son justamente aquellas a las que no le di cabida. Sin embargo con esos actos les he demostrado caballerosidad y se que secretamente me lo agradecen. No es fácil rechazar a una mujer hermosa pero siempre me ha parecido superior el valor de la fidelidad cuando es correspondido. Por suerte era soltero cuando conocí a estas tres hermosas mujeres, se dio la casualidad que tuve los romances con ellas al mismo tiempo, pude cumplir el sueño de salir los jueves con una fogosa morocha salteña, los viernes con una rubia divina y el sábado con una pelirroja intelectual que estudiaba antropología. El idilio duró varios meses, esas tres mujeres me dieron la seguridad que se necesita para encarar a una dama, tuve mucha suerte por aquellos años. Hoy a la distancia las sigo de vez en cuando por las redes sociales, la morocha está felizmente casada en Alemania, la rubia terminó casándose con su novio basquetbolista, de la pelirroja no se nada porque no recuerdo su apellido. Hermosos pubis multicolores, besos rojos, negros y amarillos. Besos que metamorfosearon mi vida, besos de libertad y pasión, besos de mi juventud.