viernes, 31 de enero de 2014

14 años

Las clases de educación física durante el secundario no me atraían mucho, siempre me gustó el deporte pero como juego no como competencia. Me acuerdo haber escuchado esa tarde, antes de ir a la clase, un disco de vinilo de Black Sabbath que me había traído un tío de Londres. Quizás fue el riff el causante de todo lo que iba a pasar en la clase de basket. El profesor era un hombre muy serio y austero. Ferviente católico y adorador del orden y el respeto, nos decía ¡mocoso olor a leche! cuando nos retaba. Nos obligaba a ir en pantalón corto y se enojaba cuando alguien se salía de su esquema. Tiempo después, pasados los años, me di cuenta de que este profesor era en realidad un buen tipo. Yo estaba pasando por un buen momento basquetbolístico y eso lo decidió al profesor para elegirme como capitán de uno de los cuatro equipos. Cada capitán, uno a la vez, iba eligiendo a los jugadores para su equipo. Primero se elegían los más habilidosos y para el final quedaban los peores, que eran siempre los mismos, el Flora, el Michael, Lamas con sus anteojos culo de botella y el petiso Castillo. Se me ocurrió que ese día las cosas podían ser diferentes. Al primero que elegí fue a Lamas, todos se quedaron duros, Lamas no lo podía creer, al profesor se le transformó la cara pero no podía decir nada, ni mu, cuando me toca elegir de nuevo aún quedaban jugadores destacados pero elegí al Flora, que era bastante torpe con su voluminoso cuerpo punk, ya el profe me miraba con furia asesina, pero claro ni mu, así eran las reglas que el mismo había creado. Bueno después elegí al Michael y al final al Petiso. Me dio bronca las burlas de los otros equipos y también que alguno pensara que lo había hecho para humillarlos. Me propuse salir a ganar. El primer partido nos mataron, era a tres dobles y nos sacaron enseguida, cuando salimos de la cancha estábamos todos mal. Me miraban enojados como diciendo ¿pero vos sos boludo? Empecé a animarlos, a decirles que podíamos ganar, que pongamos el mayor esfuerzo. Corrí como nunca, defendía y atacaba, realmente estaba pasando por un buen momento pero igual el segundo partido nos mataron de vuelta. Sin embargo no los noté tan desanimados, habían podido soltarse bastante y darse de cuenta de que podían jugar e incluso hacerlo bien. El último partido nos tocó con el equipo que venía ganando, estaban los mejores, el flaco Grego que medía dos metros, Gory, Nahuelquín, la crem de la crem del basquet local. Empezó el partido y pude robar un pase y nos pusimos adelante enseguida, eso hizo que a todos nos inundara una sensación de euforia y ansia de victoria. Jugamos muy bien, defendíamos todo, el Flora robaba pelotas, Michael corría y hacía buenos pases, en eso el Grego toma un rebote de Lamas y en una corrida en la que nos pasa por arriba la vuelca de forma espectacular. Bueno, no alcanzamos a recuperarnos que Gory mete un doble de mitad de cancha, aun no existían los triples. Dos a uno, si metían otro íbamos. Me acuerdo que el Michael sacó desde la linea y se la pasó al Petiso, este le dio un pase de rebote a Lamas, quien con su cara de bolita japonesa esquivó a Gory y de espaldas se la pasó al Flora que tenía el aro libre pero se quedo inmóvil con la pelota en la mano, todos le gritamos: ¡¡¡Flora!!! ¡¡Dale!! Y justo cuando lo iban a tapar lanzó y metió el doble. Otra vez todos se quedaron duros, hasta ese momento nadie nos prestaba atención, nuevamente al profesor se le transformó la cara, no sabía cual era la que tenía que poner, estaba por terminar la clase. Me gustó mucho ver la cara de preocupación de los que antes se reían. Nos juntamos a hablar, no se quien dijo que cosa, creo que yo los arengué para que ganemos, para que les demostremos no se que, que los teníamos agarrados y que todo no era tan cruel. Sacó el Grego, se la pasó a Gory que se la dio a Nahuelquín, cuando lo marqué, lo esquivó al Flora y desde arriba del Petiso nos marcó un doble que hoy también valdría tres. Todo volvió a la normalidad, de repente salimos de esa burbuja que habíamos creado.
El profesor nunca más me eligió como capitán.

miércoles, 29 de enero de 2014

Cántale a la luna y al sol, cántale a la puta que te pario, cántale a la concha de tu hermano

35 años

Jazz miró de reojo la entrepierna de la secretaria de la clínica. Le encantan ese tipo de uniformes en las mujeres. Era ella joven y bella. Al sentirse observada se ruborizó y empezó a mirarlo pero Jazz no la vió porque se había colgado a mirar por la ventana el edificio de enfrente donde una pareja de ancianos tomaba el té mirando el atardecer. Se abrió una puerta y salió velozmente un adolescente flaco y desgarbado, le entregó el recipiente a la enfermera y guardó el dinero en su bolsillo. Jazz miró a la enfermera, que con una leve sonrisa le hizo el gesto para pasar al cubículo. Jazz entró y cerró la puerta. Era bastante chico, había una cama, un perchero, una mesa con revistas pornográficas, preservativos y vaselina. También había una cámara oculta. Jazz hojeó las revistas, tomó una y se echó a la cama pero se levantó de inmediato pensando en el joven que acababa de salir. Se sentó en la silla y desabrochó su pantalón. Se sintió observado, comenzó a recorrer la habitación buscando la cámara oculta pero nunca la encontró. Decidió tocarse los genitales mientras observaba en una revista una escena de sexo anal, lo intentó durante unos minutos sin lograr excitarse. Se le ocurrió espiar a la secretaría, entreabrió la puerta y comenzó a masturbarse mirándola, justo ella se había levantado para hablar con otra persona que acababa de llegar brindándole el paisaje anhelado. En dos minutos acabó entre gemidos ahogados, cerró rápidamente la puerta ante la sorpresa de la secretaria. Esperó varios minutos antes de salir, le entregó el recipiente sin mirarla a los ojos. No contó el dinero y se fue sin saludar. Afuera lo esperaban sus amigos, se fueron a comprar una bolsa al Mondongo.

lunes, 27 de enero de 2014

Biography

Jazz Vudú nació en Buenos Aires el 18 de abril de 1951, un año después su familia se mudó a un pequeño pueblo de la cordillera neuquina. Tuvo una infancia feliz y muy intensa, pasó por situaciones muy fuertes para un niño, escenas que más adelante les contaré. En la secundaria se profundizó su interés por el arte y al finalizarla viajó a estudiar a La Plata. Mientras estudiaba Jazz se enamoró perdidamente de una morocha salteña que militaba en el centro de estudiantes, Ana. En unos pocos meses se fueron a vivir juntos. Ella participaba activamente en la juventud peronista. El interés principal de Jazz era otro, su pasión era el arte. Acompañaba a Ana a las marchas y asambleas estudiantiles y fue a parar a la comisaría varias veces pero sin muchos sobresaltos. Una mañana de abril del 76, mientras desayunaba en su casa lo llamó una compañera de su mujer para decirle que Ana había sido asesinada en una redada policial. Jazz no la había acompañado esa mañana porque quería terminar un cuadro. A partir de ese momento la desesperanza y la apatía llenaron el corazón de Jazz, volvió a su pueblo sin terminar sus estudios y pasó por una oscura etapa depresiva que duró varios años. Se aisló de todo, de sus amigos, de su familia y de lo que antes le interesaba. Nunca más tuvo una pareja estable. A los 35 años comenzó a donar su esperma y lo siguió haciendo ininterrumpidamente toda su vida. A los cuarenta se fue a vivir al desierto donde fundó una prospera empresa de lluvias que lo hizo millonario. Por una amiga que trabajaba en el banco de semen se enteró que había tenido mas de 200 hijos e hijas. Nunca quiso saber quienes eran pero ahora a sus sesenta años una de sus hijas se comunicó para conocerlo.

Sueños

El sueño del fin del mundo, en una plaza de verano una nena corta una flor y el mundo explota, llegué a soñar pedirle a Dios no tener mas esa pesadilla. Tuve que esperar un buen rato antes de que me atendiera, los dos sentados en unos sillones muy grandes, él estaba de espaldas. A regañadientes me concedió el deseo y nunca más lo volví a soñar.
Los sueños en que puedo volar, en ellos sólo hay que proponérselo, siempre es de noche en una esquina del barrio, comienzo a sentirme liviano, a flotar en el aire y luego simplemente a volar.
Los sueños malos, terribles, en donde hacemos cosas horribles a quienes más queremos.
El sueño paranormal, me despierto y no me puedo mover por minutos mientras sale una luz del armario.
Los sueños que se mezclan con los sueños de los demás, intersueños.
Los sueños que se olvidan al despertar.
Los sueños despierto.

sábado, 25 de enero de 2014

Escenas

La tarde de la caída en bicicleta, el salto desde lo alto de la subida de ripio. La caja que se movía sola en mi habitación a oscuras. Saltando en paracaídas desde una avioneta, contando un elefante dos elefantes tres elefantes, escuchando el silencio y estrellándome en los arbustos con espinas. La luz de la ventana de mi habitación en la casa interminable, donde voló el tubo de ensayo. En el árbol de cerezas, subido bien alto, mirando el sol entre las ramas de verano. Los cuarenta días y cuarenta noches en que tuve hepatitis, escondiéndome del doctor debajo de la cama, abriendo cada noche un nuevo regalo, un avioncito, un coche o un caramelito. Caminando desnudo por la calle para una escena de un cortometraje, a las seis de la mañana mientras salía el sol. Caminando intoxicado en una cornisa, con la camisa al aire y la mente occisa. En el tren hacia una marcha, en el tren al mar, en el tren al sur con baguyo. En la tele cuando nos entrevistaron por el ovni que vi de niño en un campamento. Bailando lentos en un asalto, tetas vasos y besos. Viendo a mi padre en la tele dando un discurso, en blanco y negro por circuito cerrado. Escondiéndome en el armario durante las horas de matemática y biología. Buscando un trébol de cuatro hojas en una cancha de fútbol.

jueves, 23 de enero de 2014

Time

Lo que más se parece a percibir la realidad es darte cuenta del paso del tiempo. Ya tengo nietos, ahora soy un viejo.
Quiero contarles algunos de los momentos que viví, muchos ya he olvidado sin embargo tengo una historia para cada linda palabra, lluvia, baldío y bicicleta, pelea, fiesta y compromiso. Absolutas creaciones de mi recóndito mundo interior. Las comparto para que no se pierdan en mi mismo.
También me pregunto en que mundo he vivido y cuanto de real hubo en todo esto. ¿Es la realidad un invento que no sirve para nada como la palabra todo o la palabra nada? La realidad si existe es por que la creamos, aparece entonces en nuestros sueños, en el espejo cada día o en un viaje hacia las fronteras de la percepción.
En fin, un anecdotario de apariencias transparentes, importantes para la constitución de mi subjetividad y que revelo por vuestra ansia vouyerista, característica de la época que comparto.
Mi nombre es Jazz Vudú y soy donador de esperma.