sábado, 28 de junio de 2014

Lentes rulos y tetas

Dos deliciosas frutas se me ofrecen a la vista hoy,
mi espada desenfundo.
Temeroso en la noche iluminada,
la tropa pasa refunfuñando.
Uno de los más osados osó ofender a la doncella,
la de los dulces frutos.
Como un caballero le regalé una pizza alguna vez,
pensé mientras la doncella corría a la torre mas cristalina de aquel palacio pizurno.
Oh, ¿qué he hecho?
¿Adónde fue a parar mi caballerosidad?
¡Oh! hermosa doncella de los frutos mojados.
¡Oh! hermosa doncella de la torre más alta.