sábado, 1 de noviembre de 2014

Relaciones paradigmáticas

Jazz se enamora de Ana, que era hermana de un amigo de la facultad. Ana amaba la música y Jazz era un hábil guitarrista de jazz. Juntos comieron por primera vez en La Boca, un lugar que los dos anhelaban conocer. Sus padres eran de Boca y sus madres de river. El cuerpo de Ana lo encontraron en las orillas del río Reconquista. Tenía en su mano una prendedor que Jazz le había regalado porque tenía una aguamarina. Siempre discutían sobre los mares de agua dulce, sobre los obeliscos de chocolate y las cataratas de miel. Las abejas se arremolinaron en su cuerpo, pero no la tocaron. Jazz tampoco se animó a tocarla, al principio. Sus labios parecían distantes y fríos. Los días de lluvia Jazz va a La Boca, y se come un choripán frente a un artista callejero. Es un sintagma sin verbo, un cristal sintagmatizado, un portal hacia la nada. Todo al descubierto, la simpleza del mundo y el laberinto del cerebelo. Un viento tibio y dulce que sin embargo, llena a Jazz de una infinita tristeza. Menos mal que están las chicas, piensa, que Ana será mamá, y yo abuelo.