martes, 5 de agosto de 2014

Recuperando el tiempo perdido

Jazz y Ana viajan juntos de noche por el desierto. Ana lee en voz alta la carta que su madre le escribió a Jazz, que dice, querido Juan, espero que estés bien después de tanto tiempo. Nunca más supimos algo de vos, hasta que vi la publicidad de tus lluvias por la tele. Me pareció mejor escribirte, no se bien por qué. Tengo que contarte algo muy importante, junto a Paula, mi compañera, decidimos hace algunos años tener un bebé, ella tenía un familiar que trabajaba en el instituto Nacer y que te conocía a vos y a Ana de la facultad. Se me ocurrió una idea muy loca, una forma de aliviar un poco tanto dolor. Cuando mataron a Ana mi vida también se derrumbó, vos sabés que entre gemelas el vínculo es muy fuerte. Decidí usar tus genes para concebir junto a los míos un bebé. Se que es una locura y que te vas a enojar mucho y tenés razón, fui muy egoísta. Nunca nos llevamos bien, creo que tenía celos pero no por vos sino porque no quería que nada ni nadie me separe de Ana. Se también que sos una buena persona, que escondés todo bajo tu máscara preferida, pero yo te conozco. Nació una hermosa bebé que hoy tiene 16 años, le pusimos Ana y es igual a ella. Se que la hija de ustedes sería así, aunque con un carácter más dócil claro. Quiero que la conozcas, ella quiere saber la verdad, con Paula decidimos que es lo mejor. Tampoco te consulto sobre esto, ella se va a contactar con vos, se que seguís siendo el mismo de antes y te merecés un poco de luz en tu vida. Con cariño, Malvina. Ana dobla la carta y la guarda en el bolsillo de su campera. Jazz disimula la lágrima que escapó del largo encierro. Al otro día Jazz le muestra a Ana su fábrica de lluvias. Luego de tomar unos mates activa el efecto mar, caminan juntos por la orilla del océano pintado, bajo una calma llovizna.